En este apartamento de 140 m2 con unas vistas increíbles a la montaña y espacios inicialmente muy compartimentados, optamos por romper con la distribución tradicional y crear un único espacio, donde el salón y la cocina se fusionan, permitiendo así que la belleza del entorno natural se integre directamente en el interior de la vivienda. Las grandes ventanas de vidrio son ideales para aprovechar al máximo las vistas panorámicas y permitir que la luz natural llene el espacio.
Se genera un ambiente neutro, cálido y tranquilo con mobiliario funcional que nos permite una mejor interacción entre las personas que se encuentran en la cocina y las que están en el salón.